viernes, 25 de septiembre de 2009

Carta a la representación de la ONU en México contra golpes de Estado

AL SECRETARIO GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS

DR. BAN KI-MOON

A LA ALTA COMISIONADA DE LAS NACIONES UNIDAS

PARA LOS DERECHOS HUMANOS

DRA. NAVANETHEM PILLAY

AL REPRESENTANTE EN MÉXICO DE LA ALTA COMISIONADA DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LOS DERECHOS HUMANOS

SR. ALBERTO BRUNORI

Pocos hechos muestran, tan claramente, la falta de instrumentos jurídicos adecuados y coercitivos en el ámbito internacional, como la imposibilidad que ha encontrado la comunidad internacional, pese a la condena unánime, para restituir el orden constitucional en Honduras.

Es por esto, para terminar con la larga y negra historia de los golpes de Estado en el continente, y de las dictaduras en el mundo, que propongo, como instrumento para la defensa de la democracia, y como protocolo de acción de los estados, para que sus respuestas no sean coyunturales, sino que tengan al alcance formas de acción previamente establecidas y acordadas contra el surgimiento de un gobierno de facto, es que formulo esta iniciativa de Convención contra los Golpes de Estado, que formalmente le hago llegar a Usted, a través de su representante en México, el Sr. Alberto Brunori.

Este proyecto de Convención contra los Golpes de Estado viene a sumarse, a la iniciativa que hiciera pública el día 8 de julio de 2009, y que formalmente entregara al Sr. Alberto Brunori en su despacho el día 21 de julio de presente, para que sean penalizados en el orden jurídico internacional los golpes de Estado como crímenes de lesa humanidad.

Sobre esta primera propuesta, se ha generado un debate sobre si la figura apropiada es la de Crimen de Lesa Humanidad. Al respecto, es la figura jurídica que yo he promovido, debido a que los golpes de Estado, todos, sin excepción, cometen al menos la mayoría de los delitos comprendidos en la definición de Crimen de Lesa Humanidad de la Corte Penal Internacional.

Alguien podrá diferir del encuadramiento legal de esta figura propuesta. Pero lo que no se puede diferir, al menos, quienes de verdad están a favor de vivir bajo un sistema democrático, es en que los golpes de Estado deben ser penalizados en el orden jurídico internacional, para terminar con esta práctica de grupos facciosos, todas las veces criminal

Como segundo instrumento jurídico, para permitir a los estados un marco de acción legal y acordado de forma previa, contra el surgimiento de un gobierno de facto, es que vengo a proponer esta Convención contra los Golpes de Estado, que consta de veinticinco puntos.

Entre los veinticinco postulados, se encuentran medidas, que en el caso de Honduras, esta vez la comunidad internacional ha tomado, como el no reconocimiento de un gobierno de facto. Pero el hecho de que estas medidas fueran parte de una convención, servirían para que la reacción no fuera coyuntural, para imposibilitar el reconocimiento por parte de gobiernos que mantengan intereses y complicidades económicas con los golpistas, o afinidades ideológicas. Es decir, impediría que la democracia sea defendida según convenga la ocasión, o sea defendido un gobierno golpista que ha atentado contra todos los derechos de un pueblo, si así le conviniera a otro gobierno cómplice.

Entre estos puntos presentados para el acuerdo internacional, encuentro algunos de fundamental importancia, como el hecho de que los golpistas sean considerados dentro de la figura legal de delincuencia organizada y por lo tanto, sean objeto de la aplicación de la figura legal de extinción de dominio, que es usada en la legislación mexicana y en la colombiana, contra el narcotráfico.

La acción criminal de un golpe de Estado, de ninguna manera es menor que la que puede llegar a ocasionar el narcotráfico, siendo, en el caso del golpe de Estado, un acto de delincuencia, absolutamente generalizado contra todo un pueblo, hecho que en nada se compara, contra las acciones del narcotráfico.

Estos dos elementos, postulados en el párrafo anterior, los encuentro de fundamental importancia, porque entre otros beneficios, tienden a terminar, con cualquier posibilidad de legitimación, jurídica y política de un gobierno de facto. Lo cual, hay que reconocer, siempre es un elemento sustancial a conseguir por los golpistas, y de su principal preocupación.

Otro de los puntos, que encuentro fundamental, para la evolución de la sociedad, como así también para la memoria histórica, es el que postula, enseñar en todas las escuelas, en todos los niveles, en todos los países, la materia de derechos humanos, y dentro de ella, la significación, historia y consecuencias de las dictaduras y golpes de Estado en el mundo.

Un pueblo y un individuo que no conocen sus derechos, jamás sabrán defenderlos ni luchar por ellos.

Las nuevas generaciones, que no han sufrido el terrorismo de Estado, las prácticas de las distintas dictaduras, que no han visto a seres cercanos ser asesinados, violados, desaparecidos, torturados, por estas escuelas del horror y de la inhumanidad que significan los golpes de Estado, no saben en realidad, si estas prácticas, como se ha visto en Honduras, tienen la posibilidad de repetirse, lo que les espera.

Es nuestra obligación como especie, como parte viva de la conciencia de la humanidad, encargarnos por la evolución de la raza toda, que estas prácticas no se puedan volver a repetir, que no estemos siempre bajo la posibilidad de las mismas cadenas, de los mismos asesinatos colectivos, y de la reiteración permanente de una práctica como lo es el golpe de Estado y de mecanismos que degradan a toda la sociedad humana.

Los veinticinco puntos que anexo a este documento son propuestos para el debate, pudiendo desde luego, ser remplazados alguno de ellos, sustituidos por otros, o agregados los que se encuentren convenientes para tal fin.

Frente a la nueva lección que nos debe dejar el golpe de Estado en Honduras, donde pese a todos los esfuerzos de la comunidad internacional, a todas las presiones políticas, y medidas que distintos gobiernos han tomado, no se ha podido destituir al gobierno de facto, ni restituir el orden constitucional en ese país. Por esto, soy conciente, de que estas dos propuestas, son más pertinentes que nunca.

La historia dirá finalmente, quién, frente a estos atropellos y crímenes contra los derechos de los pueblos, han hecho lo que les corresponde, todo lo que estaba a su alcance, o como funcionarios o gobernantes, o simplemente como seres humanos, han permanecido en la desidia, en la indiferencia, en la indolencia, contribuyendo así al retraso de la evolución de la especie humana.

Una Convención contra los Golpes de Estado, permitiría una acción unificada y simultánea, de parte de los diferentes países, sumando un efecto inhibidor y preventivo, contra las pretensiones de futuros dictadores. La instauración de las dos propuestas posibilitaría además, terminar con la impunidad de quienes vulneran todos los derechos de un pueblo, a través de un golpe de Estado, violando siempre los derechos humanos y todos los derechos fundamentales.

En estas circunstancias históricas, como queda demostrado en los hechos, con la condena unánime al golpe de Estado en Honduras, este tipo de prácticas, facciosas y criminales, no se pueden tomar como hechos aislados o domésticos propios únicamente del país afectado, sino por el contrario, ofenden a toda la comunidad internacional, y por lo tanto a toda la raza humana.

Frente a estas propuestas, quedará claro también, quiénes están a favor de una manera verdadera y no sólo en el discurso de que vivamos bajo un sistema democrático, sirviendo las mismas, además, para desenmascarar, a quienes bajo la oratoria y el adorno de la democracia, representan en realidad intereses facciosos que nada tienen que ver con el bienestar general, con la defensa de los derechos humanos, ni con la verdadera convivencia y estadio de paz para la evolución humana.

MARCELO FABIÁN MONGES

ESCRITOR

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