jueves, 30 de julio de 2009

Honduras: La batalla final








Editorial
El imperio ya tiene listo su plan para salir de la crisis en Honduras y poder seguir explotando -por algun tiempo- a los pueblos centroamericanos. El "Acuerdo de San José" incluye principalmente renunciar a la Asamblea Constituyente.
 
El empresario maderero-ganadero-banquero Manuel Zelaya ya lo aceptó, pero la oligarquía hondureña lo rechaza temiendo que el pueblo se envalentone y la haga perder su gallina de los huevos de oro: el control monopólico del Estado.

El pueblo hondureño -que no desea seguir siendo explotado- pelea encarnizadamente contra la oligarquía y por una Asamblea Constituyente donde conquistar poder popular, reforma agraria y transformación social.

Conseguirá sus objetivos si logra parar totalmente la economía mediante una huelga general organizada en cada centro de trabajo, fábrica y vecindario; una huelga que vaya reforzada por el bloqueo simultáneo de las principales carreteras del país; y que esté resguardada por milicias populares que cuiden la seguridad y el abasto del pueblo.

Los sindicatos de maestros y el Frente Nacional Contra el Golpe de Estado pueden y deben organizar esta acción. De lo contrario, más temprano que tarde, el imperio y la oligarquía se pondran de acuerdo para frustrar las aspiraciones del pueblo... como siempre.

¡Paro Total!
 
¡Bloqueo Carretero!
 
¡Milicias Populares!




Honduras
Declaración de Freedom Socialist Party de Estados Unidos
 
6 de julio de 2009

El Partido de la Libertad Socialista se une al movimiento internacional en el llamado para la reposición del Presidente Manuel Zelaya y el enjuiciamiento de los líderes golpistas entre los que se encuentra el General Romeo Vásquez, un graduado de la Escuela de las Américas. Exigimos  la liberación inmediata de todos los presos políticos y el restablecimiento de la libertad de expresión y de reunión, incluido el levantamiento de los toques de queda y las normas de mordaza contra la prensa.

Al mismo tiempo, exigimos a la administración Obama que retire al embajador de los EE.UU. y suspenda  los $ 45 millones en ayuda militar y asistencia económica que está dando al régimen hondureño, y rechazar cualquier intento de negociación con los responsables del golpe o brindarles amnistía a los implicados.

Nuestro apoyo para el restablecimiento del Presidente Zelaya no implica la aprobación de sus políticas de libre comercio. Como miembro del Partido Liberal, el expresó su apoyo al Tratado de Libre Comercio de América y abogó por otros programas neoliberales. Como magnate del sector maderero y miembro de la clase terrateniente, Zelaya enfureció a la oligarquía Hondureña al unirse al ALBA, el bloque comercial creado por el presidente venezolano Hugo Chávez, y la promulgación de medidas para beneficiar a los pobres, pero evidentemente el no es radical.

Sin embargo, el PLS apoya el derecho democrático de la mayoría de Honduras - que son campesinos, trabajadores, desempleados, estudiantes, etc - a decidir por sí mismos, quién los debe gobernar, y no lo impuesto por los militares hondureños.

 

Antecedentes del golpe

La razón inmediata por la que los militares expulsaron al Presidente Zelaya de su cargo, fue porque iba a realizar una encuesta nacional sobre la conveniencia de convocar a una Asamblea Constituyente. La encuesta propuesta no iba a ser determinante, pero la simple posibilidad de que la gente pudiera modificar su constitución para aumentar sus derechos provocó que los militares se alzaran en armas.

Sin embargo, este no fue el único "crimen" que cometió Zelaya a los ojos de la élite. Lo peor fue el incremento del salario mínimo, la reducción del precio del gas y tratar de nacionalizar la importación de petróleo.

La actual Constitución, redactada en 1982 durante el apogeo de la guerra sucia en Centroamérica producida por la administración Reagan, fue diseñada para asegurar que los que gobernaron se mantendrían en el poder con poca injerencia del pueblo.
 

Varios días antes de que se llevara a cabo la encuesta de opinión, la Corte Suprema de Honduras dictaminó que era ilegal. Este anuncio fue recibido con protestas masivas. Cuando la cabeza del alto mando militar, el general Vásquez, se negó a distribuir el material electoral, el presidente lo despidió.

La Corte Suprema intervino una vez más y reintegró al General Vásquez, alegando que su despido había sido inconstitucional. Miles de personas salieron a las calles a exigir que la encuesta se llevara a cabo según lo programado. Dos días más tarde, el Presidente Zelaya fue secuestrado por los militares y obligado a abandonar el país.

El Congreso y el Tribunal Supremo lentamente escenificaron este golpe en el marco de una supuesta legalidad cuando votaron por la remoción del Presidente. Pero ambos están dominados por grupos anti-Zelaya y el Partido Nacional que representan a las fuerzas de la oligarquía, los militares y la jerarquía de la Iglesia Católica-- las instituciones que están profundamente corrompidas y sumisas frente al imperialismo.
 
 

El papel de los EE.UU.

Es evidente que el golpe no podría haber ocurrido sin el conocimiento y la aprobación de los EE.UU.

La élite política y económica de Honduras depende de las reglas y el respaldo de los EE.UU. Por ejemplo, Honduras recibe millones de la USAID para "la promoción de la democracia", que va a los partidos políticos y a las ONG que favorecen los intereses de EE.UU.

Como todo, el ejército hondureño está formado por fuerzas de los EE.UU., muchos de los cuales son estacionados en la Base Aérea de Soto Cano, a sólo 50 millas de la ciudad capital de Tegucigalpa. Seiscientos soldados y numerosos aviones de combate y helicópteros de la Fuerza Aérea de se encontraban en Honduras en el momento de la adquisición. La mera amenaza de la retirada de esta fuerza habría sido suficiente para detener el golpe antes de que empezara.

Honduras ha sido víctima durante el siglo pasado de numerosas dictaduras instaladas por la intervención de los EE.UU., entre ellas varias invasiones militares. El acto más despiadado ocurrió en el decenio de 1980 cuando la administración Reagan, representada por el Embajador de los EE.UU. John Negroponte, Honduras fue utilizada como plataforma de lanzamiento para los grupos anti-sandinista "contra" y como un campo de muerte para los comunistas, guerrilleros, sindicalistas y activistas que participaban en las guerras civiles en Guatemala y El Salvador.
 


En solidaridad con los trabajadores de nuestro hemisferio

El PLS se ha comprometido a construir un movimiento socialista revolucionario en los EE.UU. para poner fin a los crímenes del imperialismo de EE.UU. y escribir un nuevo capítulo en las relaciones entre los pueblos de nuestro hemisferio.

Cuando el gobierno arma y apoya con fondos a las oligarquías de Centroamérica, es una vergüenza para nosotros los trabajadores y trabajadoras-- una vergüenza ver como llueve un holocausto en las cabezas de nuestros vecinos. Por esta razón, apoyamos a los trabajadores y campesinos de Honduras (que son los pobres en Honduras) y aprobamos todas sus movilizaciones para derrotar el golpe, participando en manifestaciones masivas y huelgas, incluida la huelga nacional por parte de los maestros, los trabajadores bananeros, y los tres mayores sindicatos del sector público. Además, hacemos un llamado para el cierre de bases de EE.UU. en Honduras, la retirada de las tropas de los EE.UU., y la nacionalización, bajo control de los trabajadores, de las empresas de EE.UU. instaladas en el país.


¡Por el socialismo y la justicia en nuestro hemisferio, YA!

 


Pronunciamiento del Partido de la Libertad Socialista—EE.UU.
4710 University Way NE, #100
Seattle, WA 98105 USA
www.socialism.com
 

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