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Editorial
El imperio estadounidense está en decadencia en prácticamente todos los órdenes, sin que el crecimiento de su economía de los últimos años revierta este proceso.
Esto explica que puedan desafiar su poder gobiernos de países pequeños y débiles como Irán, Corea del Norte y Venezuela. Y explica, en general, los más importantes fenómenos políticos contemporáneos.
En caso de que EEUU termine por perder la hegemonía internacional, el sistema capitalista mundial carecería de su más importante defensa y soporte económico, militar y político. Las revoluciones nacionales serían más fáciles y el combate contra el capitalismo se vería allanado en uno de sus más grandes obstáculos actuales.
El Mundo
El comienzo del fin de la globalización
Cuauhtémoc Ruiz
En el último medio siglo, el mundo ha experimentado el mayor crecimiento económico de su historia. Llevamos décadas de una acumulación sin rupturas que aprovechó la incorporación de China, India y los países del oriente europeo a la economía mundial para generar montañas de mercancías baratas que permiten bajos salarios, controlan la inflación y ayudan a expandir el crédito en los países centrales.
Sin embargo, esta forma de explotación capitalista mundial, conocida como globalización y caracterizada por la liberalización mundial de la mano de obra y las mercancías, así como la privatización de empresas estatales, parece estar llegando a su fin, tanto en el plano económico como en el político, donde se viene dando un vuelco en el proletariado y la clase media mundiales.
¿Comienza el despertar de los gigantes chino e indio?
Existen nuevos y poderosos batallones del proletariado en China, India, Vietnam y otros países. Sólo los dos primeros concentran ahora al 40% de la clase obrera mundial. Estos neoproletarios mejoraron su condición social y económica al volverse obreros -aunque súper-explotados en fábricas que dañan su salud y el medio ambiente- y vienen ya presionando y luchando por mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Y lo vienen logrando imponiendo sueldos más altos.
Pero ahora, ante la crisis mundial, pueden perder lo que han ganado.
El alza mundial en los precios de los alimentos tiene que ver, entre otros factores, con proletariados que presionan por comer más y mejor. A lo largo de los últimos 20 años, los gobiernos locales chinos han sido forzados a aumentar los salarios mínimos, ya que el número de trabajadores provenientes del interior ha bajado. Ha habido numerosas huelgas ilegales, e intentos de organizar sindicatos de trabajadores inmigrantes. Decenas de miles de personas han participado en revueltas rurales y hay más protestas que nunca.
Una de las condiciones fundamentales para el funcionamiento de la globalización es la existencia de salarios miserables en Asia y, en general, en el mundo semicolonial. Pero la presión popular por mejores salarios es un factor de crisis para el sistema. Los imperialistas y los burócratas están aterrorizados con el despertar del proletariado asiático.
Se trata de uno de los hechos contemporáneos más importantes, al pasar a ser obreros, así sea de su estrato más bajo, los pobladores asiáticos no sólo fueron incorporados a la producción y al consumo; lo más importante es que entraron en la arena política mundial; en la que ya están actuando.
El estadounidense Mark Gilbert imagina con terror la siguiente hipótesis: "Miles de millones de habitantes de China, Vietnam y otros países asiáticos empiezan a exigir y a conseguir jornales más altos y un mejor nivel de vida, y se ponen a gastar como locos ellos también. Sus gobiernos, entre tanto, construyen carreteras, hospitales y escuelas para tener a la gente contenta." Ello ocasionaría, según este ideólogo imperialista, que los precios empiecen a dispararse, especialmente los precios de la energía. En suma, una catástrofe para las elites.
Para Allan Greenspan, el mayor peligro sistémico es el proletariado chino: "El gobierno de ese país podría verse tentado a echar mano de sus reservas en caso de turbulencias financieras para evitar el descontento social." Ello, dice el creador de la burbuja inmobiliaria, llevaría al sistema capitalista a la catástrofe.
Nueva vuelta al torniquete contra el proletariado de los países imperialistas
Mientras China, India, Vietnam y otros países se industrializaron y proletarizaron grandes porciones de sus poblaciones -a través, sobre todo, de las inversiones extranjeras y del traslado de fábricas norteamericanas, japonesas y europeas a estos países-, los países capitalistas centrales se desindustrializaron y dañaron económica y socialmente a sus proletariados. La globalización no solamente impacta a los trabajadores manuales de estos últimos países, sino también afecta a los otrora protegidos trabajadores del conocimiento o de cuello blanco.
En Estados Unidos está aumentando la desigualdad. Por un lado hay una gigantesca masa de liquidez, compras de bancos y empresas con cifras fabulosas; y por el otro hay 47 millones de estadounidenses sin seguro de salud y 774 mil sin hogar. Entre la comunidad negra, la mitad de los niños menores de seis años viven por debajo del límite de la pobreza. EEUU ocupa el último lugar entre los países industrializados en mortalidad infantil, esperanza de vida y visitas al médico. Como media, los ejecutivos ganan más de 90 veces lo que los trabajadores industriales (en 1980 era 40 veces).
La expansión del crédito atemperó el descontento en los países imperialistas
¿A qué se debe que el proletariado de los países centrales haya aceptado perder algunas de sus más importantes conquistas estructurales, como los empleos con floridos convenios laborales y altos salarios? Desde luego, un factor importante fue el carácter traidor de sus líderes sindicales, pero no fue el único.
La burguesía compensó la caída salarial mediante la expansión del crédito para la clase trabajadora. Los empleos siguieron existiendo, con una tasa de desocupación bastante baja (no más del 5% en EEUU); los salarios se deprimieron pero los trabajadores y la clase media pudieron comprar, comprar y comprar, mercancías abundantes y baratas provenientes de China, México y otros países.
En Estados Unidos, el summum de este furor consumista fue la posibilidad de tener créditos muy baratos para comprar bienes inmuebles. El capitalismo estaba permitiendo a decenas de millones de asalariados hacerse de una segunda y tercera vivienda, mismas que se "pagaban solas" con el arriendo y subían de precio. Además, pudieron consumir electrodomésticos, automóviles, viajes turísticos, etcétera. Este fenómeno compensatorio de la caída salarial le dio una vida (artificial) al crecimiento económico y contuvo las luchas en este país.
La crisis en el mercado inmobiliario, la pérdida de sus casas (y de sus ahorros) por millones de asalariados, la deflación de las viviendas, la restricción del crédito y del consumo, las caídas bursátiles, en fin, la crisis actual, con sus repercusiones directas en los bolsillos de los trabajadores y de sectores de la clase media, vienen provocando cambios y una nueva disposición de lucha tanto en Estados Unidos como en Europa.
Cambios en la conciencia obrera en los países imperialistas
Las principales reacciones del proletariado europeo y estadounidense ante la globalización pueden apreciarse en las continuas luchas de resistencia que ha desarrollado en años recientes; en las que han sobresalido los destacamentos francés, italiano y alemán; los dos primeros han hecho huelgas generales y movilizaciones de millones.
La revista liberal británica The Economist se pregunta: "¿América [EEUU] está girando a la izquierda?" Y cita varias encuestas, que arrojan que la mayoría de la población quiere que el Estado otorgue más apoyos a los necesitados, quieren ver al gobierno menos metido en las vidas privadas y más activo en programas sociales.
La revista alemana Die Zeit aprecia que también la población de Alemania está corriéndose hacia la izquierda. La encuesta Enmis encontró que en 1981 el 17% de la población alemana se consideraba de izquierda, mientras que en 2007 son un 34%. Hace 26 años, el 38% se catalogaba de derecha, hoy sólo lo hace un minúsculo 11%. El 70% está a favor de salarios mínimos e igual número opina que el Estado debe hacerse cargo de los ferrocarriles, las telecomunicaciones y la energía. 72% critica al gobierno por no hacer más en programas sociales. Y 43% de los simpatizantes del neoliberal Partido Liberal Democrático está en contra de privatizaciones.
El fin de la globalización
Los propagandistas de la globalización como modelo que permitiría superar la pobreza extrema y las condiciones más oprobiosas en que viven cientos de millones de seres humanos, fracasaron estrepitosamente, aun antes de que la crisis estallara. En la cima del crecimiento económico globalizador, hubo cuando menos una sexta parte de la humanidad viviendo por debajo de la línea de pobreza, es decir, sin acceso al agua, electricidad y servicios sanitarios. Ahora, con la crisis encima, aparecerá con toda claridad la cara antihumana y caníbal de esta fase capitalista que condena a la miseria y la muerte a cientos de millones de personas.
Los Objetivos del Desarrollo del Milenio, aprobados por Naciones Unidas en 2002, proponían terminar con la miseria para el 2025 con una modesta ayuda financiera de los países ricos.
Ante esta ideología utópica capitalista, que preconiza la compasión de los ricos hacia los pobres para resolver el problema de la miseria, nosotros aseveramos que lo que necesitamos es una revolución socialista realizada por los proletariados de todo el mundo, democráticamente autoorganizados y dirigidos por un partido obrero socialista internacional.
Se trata de crear una economía mundial planificada, que tenga como guía la satisfacción de las necesidades humanas y no la ganancia; que permita una distribución igualitaria de los bienes y servicios producidos, liquidando las fronteras nacionales y, sobre todo, la división entre países imperialistas o explotadores y países colonizados y semicolonizados. Y que proteja el medio ambiente, la naturaleza y la casa mundial del hombre y la mujer, para permitirles el libre desarrollo de su individualidad y la felicidad.
El Correo Sagaz
Violencia en Morelos
En el Estado de Morelos una vez más estamos viviendo una época de violencia ahora debido a que la mayoría de los ciudadanos nos oponemos a la construcción de un relleno sanitario que despues de un estudio realizado por cientificos de la Universidad Autónoma de Morelos se determino que no cumplia con las normas mínimas de seguridad. Además la ubicación para este relleno es pésima ya que está demasiado cerca de la zona urbana de Cuernavaca y donde se encuentra una comunidad (San Antón) organizada que ha logrado muchisimo en materia de protección al medio ambiente. Hasta ahora la lucha de los ciudadanos ha sido pacífica pero el Gobierno del Estado ya está haciendo de las suyas sembrando el terror en la población.
Laurette Flores
Seguimos en pie de lucha y atentos a los boletines que nos envían, a los que damos amplia difusión.
Saludos.
La Jeringa
Desde la Red Acción
- Einstein, Albert. ¿Por qué el socialismo?
http://www.marxists.org/espanol/einstein/por_que.htm
- Petición pidiendo a los países del G8 que dejen de sabotear el progreso hacia un tratado sobre el cambio climático
http://www.avaaz.org/es/g8_climate_wakeup/98.php?cl_tf_sign=1
- Gobierno asesina a campesino de El Cebadal, Morelos
http://cinoticias.com/2008/06/16/policia-asesina-campesino-de-el-cebadal-morelos/
- Espaldarazo general de ministros al PENSIONISSSTE no frena la lucha, los amparos y la movilización siguen
http://basesmagisteriales.blogspot.com/2008/06/siguen-amparos-y-la-movilizacion.html
- La JBG El Camino del Futuro denuncia la incursión militar de 200 soldados, así como policías y judiciales, en los pueblos zapatistas de Hermenegildo Galeana y San Alejandro, del Caracol de La Garrucha.
http://enlacezapatista.ezln.org.mx/denuncias/953/
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