Llamamos a reforzar la lucha contra el entreguista gobierno de Peña, para enfrentar la amenaza imperialista
L@s militantes del Movimiento al Socialismo no acudiremos a ninguna de las convocatorias hechas a marchar supuestamente para enfrentar la amenaza que representa Donald Trump. No pensamos que acudiendo al llamado de unidad nacional que hace eco al que desde Los Pinos hizo la presidencia de Peña se refuerce la lucha contra Trump y lo que representa.
Desde el MAS repudiamos a quienes ponen en riesgo la soberanía del país y, ante todo, a quienes amenazan los intereses de la clase trabajadora. Ciertamente, el nuevo presidente de Estados Unidos representa una amenaza para l@s trabajador@s mexican@s, principalmente para quienes han decidido migrar a ese país, buscando una vida mejor ya sea en lo económico o desde el punto de vista de la seguridad. Por su política antiinmigrante, por su conducta xenófoba, lo mismo que por su misoginia, repudiamos a Donald Trump y desde el mismo día que asumió la presidencia nos hemos sumado a las movilizaciones que se convocaron por todo el mundo en su contra.
Pero, advertimos que también es una amenaza para nuestra soberanía y para la clase trabajadora mexicana dentro y fuera de nuestras fronteras la continuidad del gobierno de Peña Nieto.
No olvidamos que siendo candidato presidencial por el Partido Republicano, Enrique Peña fue quien lo invitó a nuestro país, para dialogar sobre la eventual agenda bilateral. Ya existían sus repugnantes declaraciones y amenazas. A pesar de ello, el priísta se doblegó ante él, como augurando su triunfo y adelantándose a ofrecerle su respaldo.
Ya despachando en la Casa Blanca, Trump viene cumpliendo sus amenazas y el gobierno mexicano mantiene su actitud servil, agachona.
Aprovechando el rechazo que provoca el magnate-presidente gringo, Peña ha convocado a la unidad en torno suyo. De inmediato, dirigentes de todos los partidos acusaron recibo de la directriz proveniente de Los Pinos y declararon con diversos matices su respaldo al presidente más repudiado de la historia reciente de México.
Pero, en el movimiento social no hubo eco a su llamado y la popularidad presidencial siguió cayendo, hasta alcanzar recientemente un nivel de apenas 12 por ciento de aprobación.
Por eso, desde las oficinas de Televisa, el imperio televisivo que fabricó al candidato y luego presidente Peña, se fraguó una táctica diferente y en una "mesa de análisis" entre los intelectuales del sistema, se esbozó la idea de marchar este 12 de febrero, para "enfrentar la amenaza que representa Trump", para "mostrar la unidad de los mexicanos y el orgullo de serlo".
Así, con ese primer perfil académico se ha pretendido imprimir un sello ciudadano a la convocatoria, apartidista, dicen. Ya se sumó el rector de la UNAM, Enrique Graue, lo mismo que el director del Tecnológico de Monterrey, la principal institución educativa pública y la principal privada del país, respectivamente.
También consiguieron sumar a todo un abanico de "organizaciones no gubernamentales", desde Artículo 19, que se ha caracterizado por su defensa de los derechos de los periodistas, hasta Mexicanos Primero, que "brilla" en los medios de comunicación por su furibunda lucha contra el magisterio, particularmente contra el democrático agrupado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Y, poco a poco, se fueron añadiendo convocantes, cada vez más indeseables, como Isabel Miranda de Wallace, ex candidata del PAN al gobierno de la Ciudad de México madre de un supuesto joven secuestrado. También añadió su nombre a la convocatoria el mismísimo presidente del PRI, Enrique Ochoa, quien dijo que marcharía como ciudadano. La poderosa Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión, "exhortó" a todas sus retransmisoras a difundir en cadena nacional el momento en que se cante el himno mexicano, al final de la marcha, en el Ángel de la Independencia.
Algunos intelectuales han intentado diferenciarse, diciendo que la marcha también es para exigir un buen gobierno; pero el centro de la convocatoria es, como lo dijo Denise Dresser, académica de la Universidad Iberoamericana, enfrentar el enemigo común que es Trump.
Por eso, se diluye la crítica al gobierno, proveniente de algunos sectores convocantes a la marcha del 12 de febrero, y se pone por encima de todo el respaldo al presidente, en su falso enfrentamiento contra Trump.
Puede ser que haya ciudadan@s que piensen que vale la pena marchar para repudiar a Trump y que no respalden a Peña, a ell@s nos dirigimos para asegurar, que no habría mejor muestra de orgullo y entereza que mostrar al xenófobo Trump, que echar abajo un gobierno entreguista y subordinado, como el de Peña Nieto.
Hay que enfrentar las amenazas imperialistas, sí, pero estas no sólo vienen de Trump ni son nuevas; también vienen de las transnacionales de todos los continentes, que no se detienen para pisotear los derechos de los trabajadores mexicanos, aún en nuestro propio país, de los gobiernos que respaldan esas empresas, de los organismos financieros internacionales, que han pretendido imponer sus dictados neoliberales.
Por eso, resulta aún más reprobable que se haga un llamado a marchar bajo banderas como la continuidad del Tratado de Libre Comercio, que tan pernicioso ha resultado para la soberanía nacional, particularmente contra la soberanía alimentaria y que ha reforzado la política de contención salarial y precarización de las condiciones laborales de millones de trabajador@s.
Igualmente resulta reprobable asistir a la convocatoria hecha por políticos, intelectuales y empresarios que durante décadas respaldaron un comercio internacional completamente injusto y desventajoso, que saludaron inversiones extranjeras por medio de las cuales se ha saqueado descaradamente la riqueza generada por l@s trabajador@s mexican@s y se han destruido los ecosistemas y arrasado con los recursos naturales, que avalaron una política exterior de respaldo activo o pasivo a la conducta militarista de los sucesivos gobiernos estadounidenses, ya sea demócratas o republicanos.
No acudimos a ninguna convocatoria que, así sea tímidamente, se preste para darle respiración artificial al putrefacto gobierno de Peña Nieto.
No acudimos a convocatoria alguna que pretenda generar ilusiones de que a este gobierno se le puede "presionar" para tomar una actitud digna ante cualquier amenaza imperialista, pues al contrario, las ha fomentado.
En cambio, llamamos a la gente que está convencida de que se debe enfrentar a Trump, a seguir luchando en contra del gobierno de Peña Nieto, así como contra los partidos y las instituciones de este régimen entreguista, a defender los derechos de l@s trabajador@s mexican@s dentro y fuera del país, por medio de la movilización, no sólo haciendo marchas, sino acumulando fuerza y generando la unidad desde abajo, para lograr parar al país, en una gran huelga nacional, que derrote al gobierno y haga llegar un mensaje al mundo entero de dignidad y resistencia